domingo, julio 27, 2008

MARTA, UNA JOVEN VALIENTE EN PROCESO DE BEATIFICACIÓN

ROMA ha dado el primer paso para la futura beatificación de Marta, una burgalesa de 22 años asesinada en 1992 por un sujeto que pretendía violarla. Siendo MARTA un modelo para la juventud de nuestro tiempo, tan necesitada de los valores que ella representa en su testimonio de vida, os ofrecemos la posibilidad y os animamos a que colaboréis con su causa, dando vuestro apoyo y conformidad a la misma a través de la adhesión que os presentamos.
De una reconversión al martirio por defender su virginidad. En Taizé tuvo lugar, sin duda, (años más tarde lo supimos), una prodigiosa reconversión de nuestra hija. En efecto, ese toque de la gracia su madre lo conoció por una carta que Marta escribió desde Francia el 13 de agosto de 1990 a una buena amiga segoviana de la residencia de Tagaste.
Entre otras cosas dice: "Me encuentro en Taizé, en la frontera franco-suiza, en una especie de "campamento" maravilloso, constituido por unas 6.000 personas, pero son gente cargada de ganas de vivir, que tiene como punto de unión a nuestro Dios, y que venimos a pasar una semana, de domingo a domingo… Es curioso, pero cuando descubres algo importante en tu vida, y caes en la cuenta de cosas fundamentales que hasta entonces pasaron inadvertidas a tu lado, te encuentras francamente bien, en paz, y… bueno, creo que sabes lo que te cuento. Todo ser humano, que se plantee el sentido de la vida y cosas alrededor de éste, pasa por esta etapa de la que te hablo. Sé que tú estás en camino, igual que yo y que la mayoría, y creo en ti, por otra parte. Así que, sólo pensando, analizando con tranquilidad, descubrirás cosas maravillosas que nunca pensaste existieran.
La vida es genial, Cris, y te escribo porque sé que tú piensas igual. Después de la tormenta, siempre viene la calma".
El día de Santa Inés (21.1.1992), hermoso testimonio.
Sometiendo los datos al parecer de la Santa Madre Iglesia, todo nos sugiere que la joven estudiante de periodismo, Marta Obregón, nos dejó un hermoso ejemplo, tanto en una vida agradecida al amor y misericordia de Dios, como en su valerosa muerte. Uno de sus últimos gestos había sido arrodillarse ante el Santísimo, al despedirse, deseando alimentarse en la Eucaristía del nuevo amanecer.
Marta dejó varias notas y reflexiones esparcidas por sus cuadernos, de las que recojo una:
"Oh Dios: ayúdame, por favor, ¡ya! (Que no hay tiempo, Señor…, que la vida es muchísimo más corta que lo que, pobres ilusos, pensamos. Que cuando tú quieras nos coges y nos llamas de este suelo en que nos ha tocado vivir). Ayúdame pronto a encontrarme. Ábreme bien los ojos y mi corazón, porque parece ser que todo aquél que nos rodea eres tú mismo, y eso, Dios mío, cuesta muchísimo entenderlo. Sólo una cosa más: que sepas que te quiero y que siempre lo he hecho, a pesar de todo". Saturnino López Santidrián (Postulador de la causa).

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