
El
30 de septiembre se celebra el
día mundial de corazón. Se nos invita a cuidarlo para tenerlo sano, es una decisión personal. Este órgano 'cordial' simboliza unos de los
valores más sublimes:
el amor, desde
el amor a uno mismo hasta el
amor a Dios, pasando por el
amor a las personas. Hay
Campeones del amor: son los "
santos", personas que destacan por vivir la vida desde el prisma del amor. Son
amigos de Dios, el Amor por excelencia ("Dios es Amor" dice san Juan,), y también
amigos nuestros. Hoy presentamos a dos de estos
amigos de "corazón sano"...
1/Octubre: Teresita de Liseux :
el amor
hecho mujer. La historia de su vida (>
Historia de un alma) ha penetrado como bocanada de aire fresco en el antiguo edificio de la iglesia, actualizando la experiencia de Jesús de una manera tradicional y novedosa.
En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor. Teresa de Lisieux quiere alcanzarlo todo: su
vocación de amor no se contenta con ninguna vocación aislada, con ninguna tarea limitada; quiere ser, al mismo tiempo,
carmelita, esposa y madre.... Así lo narra ella:
"La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto por diferentes miembros, no podía fallarle el más necesario, el más noble de todos ellos. Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor. Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre... Comprendí que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que el amor abarcaba todos los tiempos y lugares... En una palabra, ¡que el amor es eterno...! Entonces, al borde mi alegría delirante, exclamé: ¡Jesús, amor mío..., al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor...! Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia, y ese puesto, Dios mío, eres tú quien me lo ha dado... En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor... Así lo seré todo... ¡¡¡Así mi sueño se verá hecho realidad...!!!" (Ms B, 3v, 261).
4/Octubre:
Francisco de Asís:
la paz con rostro de hombre... Cuenta una tradición que, antes del nacimiento de
San Francisco, hubo un peregrino que recorría las calles de Asís repitiendo: "
Paz y Bien".
Autorretrato: "Soy
Francisco de Asís. Como podrás comprobar, fui un joven que quise estar a la última y en el centro de la movida de Asís. Intenté escalar puestos sociales y me alisté para el ejército. La enfermedad y los contratiempos, la reflexión y la meditación, la lectura del evangelio... influyeron y me condujeron a cuestionar mi vida, y, al final, encontré a Dios. Desde ese momento en que me sentí regalado, supe derramar
fraternidad y paz a mi alrededor. Mi padre al principio no me comprendió, pero luego, ya se sabe..., un padre es un padre. Recuerda que
la vida es maravillosa. Debes
vivirla, convivirla y compartirla. ¿El Evangelio y Jesús te dicen algo? A mí me fascinaron y comencé a dar vueltas.
El Cristo que me habló
"Fue poco antes de comenzar a trabajar como albañil. Estaba de rodillas, meditando, mirándome a mí mismo con los ojos interiores, los que contemplan lo que somos, las obras, pensamientos, omisiones..., indescifrables a los ojos de los demás; de vez en cuando elevaba la mirada exterior a la cruz que presidía la iglesia de San Damián, ante la que yo me encontraba de hinojos, cuando de pronto sentí aquellas palabras que tantas veces has oído o leído: "¡Francisco, ve y repara mi casa, pues, como ves, amenaza ruina!". Me di cuenta de que el rostro de Jesús, ese Jesús que me miraba desde la cruz, era más vivo, más latente, más dialogante; que la Iglesia tenía un cuerpo, el de los hombres, y los hombres un rostro, el de Cristo. Y tuve la gran suerte de comprender que el amor es el motor del evangelio, el corazón de la Iglesia y de la sociedad, el único capaz de crear la paz del espíritu, la paz interior y exterior, la fraternidad, la cercanía, la convivencia -también con los leprosos-, la vida...".